ISABEL SANCHEZ . Coincidir con alguien es maravilloso
Coincidir con alguien es maravilloso, pero conectar es mágico Coincidir con
alguien es fácil, lo hacemos a menudo y con decenas de personas cada día. Sin
embargo, lo que es realmente mágico es llegar a conectar. Es chocar de mente y
corazón con alguien y descubrir de pronto cómo armonizan nuestros mundos, cómo
vemos galaxias donde otros solo ven charcos de lluvia o cómo nuestras risas
estallan al mismo tiempo y por las mismas razones… Porque sí, efectivamente,
conectar es mágico. A menudo, nos caracterizamos por esa atracción hacia el
mundo de la fantasía o la ciencia ficción sin comprender que la vida misma
encierra procesos todavía más increíbles, más mágicos e incluso desconocidos.
¿Qué media en esa conexión entre dos personas que sin conocerse casi de nada
coinciden en un mismo punto y un mismo lugar para quedar atraídas la una por la
otra? “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; No hablamos solo del
proceso del enamoramiento. Nos referimos también a esa magnífica coyuntura que
erige las amistades más sólidas. Las mismas que no saben de tiempo ni distancia,
pero sí de complicidades, de pactos y de esa armonía afectiva donde hay una
preocupación recíproca y un cariño sincero. Las personas conectamos, como lo
hacen ciertos átomos, como lo hace la Luna al atraer el agua de los océanos
provocando las mareas. Tal vez la vida misma sea eso. Dejar que esa fantástica
conexión que establecemos con ciertas personas a lo largo de nuestra vida nos
lleve hacia un destino puntual, formando parte de un proceso de crecimiento
donde permitirnos aprender, compartir, ayudar y ser ayudados dejando una huella
emocional imperecedera en corazones ajenos al nuestro… Conectar es mágico.
Conectar es crear puentes entre almas. LAS LEYES DE LA ATRACCIÓN EN LA AMISTAD
Elena y Sara se conocieron en la universidad. En una clase de comunicación
audiovisual el profesor puso un vídeo de los Monty Python que arrancó las risas
de toda la clase durante unos segundos. Sin embargo, cuando la mayoría de la
clase estaba ya en riguroso silencio y concentrada en tarea, Sara seguía sin
poder reprimir su risa. Cuando Elena la escuchó, tampoco pudo evitar lanzar una
sonora y rotunda carcajada. Aquello marcó el inicio de su amistad. Una gran
amistad. Cuando hablamos de relaciones afectivas, o incluso de amistad, las
investigaciones siempre se orientan hacia un mismo aspecto. Suelen profundizar
mucho más en los beneficios que nos aportan este tipo de vínculos que en los
desencadenantes. Hablamos de esos procesos subyacentes que configuran esa
“mágica conexión” repentina, pero siempre determinante. Ahora bien, hay un
aspecto que es necesario saber y que sin duda nos resultará curioso. La amistad
esconde procesos mucho más complejos que aquellos que determinan la simple
atracción en una pareja. Hay una serie de leyes y de dinámicas psicológicas que
nos interesará conocer y que afirman que conectar es mágico. LA AUTORREVELACIÓN
Las amistades más auténticas no se basan solo en compartir aficiones comunes, en
tener unos mismos gustos o valores. De hecho, tampoco el hecho de pasarlo bien
juntos determina la fuerza y la trascendencia de una amistad. Los expertos en
psicología social saben que hay un punto de inflexión que determina si esa
amistad va a perdurar o no. Hablamos de la autorrevelación. Las personas
necesitamos compartir nuestras preocupaciones, nuestros temores e inquietudes
con otras personas para obtener apoyo, para sentir esa intimidad y esa
complicidad tan terapéutica. En el momento en que le comunicamos una confidencia
a la otra persona y esta es a su vez capaz de custodiarla, de protegerla y de
confiarnos apoyo, la magia se inicia. Las personas necesitamos reciprocidad. Aún
más, lo que esperamos con esas autorrevelaciones es no ser traicionados.
Disponer de un apoyo contante basado en al confianza más firme. Cuando esa
amistad nos abre su corazón y nos ofrece también sus propias revelaciones, esa
magia se perpetúa. Porque conectar es mágico. CONECTAMOS PARA SENTIRNOS A SALVO
El Laboratorio de neurociencia afectiva de Virginia publicó en el 2017 un
interesante trabajo. Cuando las personas conectamos emocionalmente con alguien
afín, con alguien especial, ya sea una amistad o una pareja, el cerebro cambia.
En este órgano fabuloso acontecen procesos tan interesantes como reveladores. Se
reduce el nivel de cortisol, la hormona del estrés baja su actividad. El
hipotálamo, esa estructura cerebral vinculada en el proceso de las amenazas,
reduce también su actividad. Cuando establecemos un vínculo significativo con
alguien lo primero que experimenta el cerebro es calma. Se siente a salvo, se
percibe seguro. De ahí que podamos decir eso de que conectar es mágico, pero
ante todo es saludable. Porque ganamos en equilibrio interno, en menor nivel de
ansiedad, miedos y estrés. EL “PEGAMENTO” EMOCIONAL Y LA LEY DEL ESPEJO Una vez
tenemos claro que podemos confiar en esa persona, necesitamos también de otros
procesos. Buscamos dinámicas con las que consolidar ese vínculo de poder que
surgió de un hecho casual. Hablamos por supuesto de los “regalos emocionales”.
¿A qué nos referimos con ello? Básicamente a una serie de procesos como la
lealtad, la consideración, el apoyo, el reconocimiento… Asimismo, existe otra
idea aún más interesante. Los psicólogos sociales Carolyn Weisz y Lisa F. Wood
de la Universidad de Puget Sound, en Tacoma, Washington enunciaron la teoría
mirror mirror o del principio del espejo en la amistad. Se trata en realidad de
algo tan elemental como trascendente a la vez. Conectar es mágico porque supone
dar con una persona que encaja con nuestra identidad. A su vez, es alguien que
actúa como nuestro propio reflejo o nuestro punto de equilibrio. Sería como un
faro que nos alumbra siempre con las verdades. Un buen amigo capaz de decirnos,
por ejemplo, que cierta persona no nos conviene, alguien que nos hará volver a
nuestras esencias, a nuestras raíces. CONECTAR ES MÁGICO PARA NUESTRO CEREBRO
Hay quien puede llamarlo intuición o sexto sentido, pero nuestro cerebro sabe
muchas veces con quién es mejor conectar. Podríamos decir que, de algún modo,
hay una voz en nuestro interior que nos indica con quién es mejor salir a tomar
un café para diluir las penas y dibujar esperanzas con el humo de un chocolate.
A su vez, será ese pinchazo capaz de alertarnos, de indicarnos a quien es mejor
evitar. Somos seres sociales por naturaleza y necesitamos establecer vínculos.
Sin embargo, esos lazos deben ser de calidad. Bien es cierto que en ocasiones
ese sexto sentido se equivoca. Que erramos con algunas personas. No obstante,
nuestro instinto siempre nos empujará a intentarlo una vez más, a seguir
buscando, conociendo, conectando… A nuestro cerebro le agradan las amistades
sólidas y perdurables por una razón muy concreta. Nos ayudan a sobrevivir, a
conseguir que nuestro día a día tenga más sentido. Ese vínculo satisfactorio es
una aspirina para el estrés, es el bálsamo que regula nuestros niveles elevados
de cortisol y una inyección directa de dopaminas y serotonina que impulsan el
latido de la felicidad. Dejémonos llevar por casualidad, hagámoslo. Permitamos
que la vida nos haga conectar de forma significativa con esas personas
especiales que hacen de nuestra realidad un escenario más maravilloso, más
cálido e interesante. ¿Has vivido en primera persona la magia de conectar con
alguien?
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