sábado, 21 de enero de 2012

JOUMANA HADDAD.... Una mujer luchadora ...

Premiada... la autora libanesa Joumana Haddad como su "bautismo de corrupción", atada a las cadenas de la guerra o de una familia estricta, mientras ahora lucha por evitar metáforas a la hora de hablar del cuerpo humano en el mundo árabe.

Se equivoca quien busque algo pornográfico en "Jasad" (Cuerpo), la revista que edita en idioma árabe especializada en la literatura y las artes del cuerpo, por la que ha recibido amenazas, pero se acaban las metáforas y al pene se le deja de nombrar columna.

"No estoy loca, solo soy una mujer apasionada" ha dicho hoy la autora de "Yo maté a Sherezade", durante un encuentro del Hay Festival de Segovia con el editor Malcon Otero Barral, mientras ha defendido valores como la dignidad humana y la libertad por encima de religiones.

No le gusta Líbano, su país, no lo soporta, pero asegura que se queda porque "el muro" sólo puede ser derribado desde dentro, "me quedo en Beirut por lo que no me gusta, pero puedo contribuir a cambiar".

Antes había analizado los efectos de la llamada "Primavera árabe" en países como Túnez, Libia o Siria, para advertir sobre la posibilidad de que se repita lo ya ocurrido cuando un sistema laico se transforma en dictadura que da poder al extremismo religioso, porque presuntamente protege a los más desilusionados.

Pero sobre todo lo que más le preocupa es que haya gente luchando teóricamente por la libertad y a la mujer se le siga relegando a un segundo plano y no se hable de igualdad ni de derechos para ella.

Quien es considerada como una de las autoras más polifacéticas de Oriente Próximo tiene claro que "los dictadores tienen que marcharse" de los países árabes, pero se ha preguntado si lo que va a venir va a ser mejor y no se convertirá en un extremismo religioso.

Ella reprocha a Occidente que tenga estereotipos del mundo árabe, como que la mujer es víctima de la opresión y no controle su destino, lo que desgraciadamente existe, afirma, "pero hay otra mujer libre, fuerte, educada, que trabaja por el cambio, minoritaria pero que merece ser escuchada".

También tiene reproches para la mujer árabe que, a su juicio, es su propia enemiga, contribuye a la promoción de la imagen de víctima y no hace todo lo que está a su alcance por salir del círculo.

Explicándolo gráficamente, esta poetisa árabe, políglota, asegura que "se vincula al sistema patriarcal solo con hombres, y les hay feministas, mientras existen mujeres patriarcales, que educan a sus hijas para volverse como ellas y a los hijos para ser misóginos".

"A veces somos nuestras adversarias", se lamenta quien trabajó como actriz la película de la directora libanesa Jocelyne Saab "¿Qué pasa?" y quien defiende la individualidad pero no como a actitud egoísta sin de cultivar la creatividad: "cada ser es como una ventana abierta", matiza.

Y por eso está convencida de que hay cosas que no tienen que ver con su cultura, le dicen incluso, con desprecio, que está occidentalizada, a la vez que grita que los derechos como la dignidad, la libertad o el respeto no son monopolio de Occidente.

Con claridad y buen castellano Yumana ha mantenido la atención del espectador, en el Museo de Arte Contemporáneo de Segovia, con sentencias como que "el velo o el burka no tienen nada que ver con la cultura, con las raíces, sino con un instrumento de presión".

Pero se revuelve insistiendo una y otra vez que no es una generalidad, que son estereotipos, que si el ejemplo de mujer árabe es la que lleva burka, es como decir que en Occidente la mujer es sólo objeto de seducción.

Joumana Haddad ha terminado su intervención con la lectura de unos párrafos de su libro, no sin antes decir que la literatura le ha salvado la vida, que no escribe para tener lectores, sino porque no puede dejarlo y que no cree en la libertad y en la dignidad del ser humano "dentro de la cárcel de la religión".

Su conclusión es que si fuera creyente de cualquiera de las religiones monoteístas no se respetaría a sí misma: "Creo en los valores humanos compartamos todos, la religión genera odio y exclusión, la generosidad y el amor no es monopolio de las religiones".- EFE

jueves, 5 de enero de 2012

El Arzobispo de Granada .....ese HOMBRE....que cosas dice...debe ser DELITO

Francisco Javier Martínez, comparó al aborto en su homilía del pasado domingo, en la Catedral, con un "genocidio silencioso" y consideró que la nueva ley sitúa a los profesionales sanitarios, "médicos y enfermeras", en situaciones "muy similares" a las de los oficiales de los campos de concentración nazis, "en los que no podían rebelarse porque eran órdenes superiores".

"Pocas imágenes en la historia más tristes que la que han ofrecido nuestros parlamentarios aplaudiendo lo que por fin se ha convertido en un derecho: matar a niños en el seno de la madre. ¿Y a eso le llaman progreso?", se preguntó el prelado en la misa dominical, de la que informa hoy la Oficina de Información de los Obispos del Sur de España (Odisur).


Cree que los crímenes de Hitler o Stalin son "menos repugnantes" que el aborto

En su homilía, el arzobispo incidió en que tras la promulgación de la ley los sanitarios se ven sometidos a unas "obligaciones" parecidas a las que tenían los soldados bajo el régimen de Hitler o de Stalin, "o en cualquiera de las dictaduras que existieron en el siglo XX y que realmente establecieron la legalidad de otros crímenes, menos repugnantes que el del aborto".

"Porque es de cobardes matar al débil", dijo el prelado, quien hizo a continuación alusión a la "preciosa Edad Media, que nadie se atreve a recordar porque tampoco es políticamente correcto", época en la que, a su juicio, hubo "una orden militar cristiana" donde los caballeros "hacían el juramento de no combatir nunca con menos de dos enemigos a la vez, porque para un caballero cristiano era indigno combatir de igual a igual con quien no era cristiano.


El arzobispo ensalza los valores de la Edad Media porque "era indigno combatir de igual a igual con alguien que no fuera cristiano"

El mundo puede llamarlo estupidez. Yo le llamo valor".

Para Monseñor Martínez, "matar a un niño indefenso, y que lo haga su madre" da a los varones "licencia absoluta, sin límites" de "abusar del cuerpo de la mujer", porque "la tragedia se la traga ella, y se la traga como si fuera un derecho: el derecho a vivir toda la vida apesadumbrada por un crimen que siempre deja huellas en la conciencia y para el que ni los médicos ni los psiquitras ni todas las técnicas conocen el remedio".

"Sólo existe una medicina para este crimen: el perdón, medicina que sólo conocemos los cristianos. Un médico que haya practicado cientos de abortos y que algún día caiga arrodillado, asombrado de su propia mezquindad humana, es abrazado por el Señor. Una adolescente engañada por el chico que abusó de ella o por sus padres, o por la imagen que tiene de sí misma, siempre tendrá en la Iglesia una casa, una familia y una madre", mantuvo.

"Licencia para matar"


El arzobispo insistió en que "esta licencia para matar" no es más que un "primer paso" de "la pérdida de libertad en nuestra sociedad", que anuncia además "que estamos ya en una nueva y terrible dictadura -¡terrible!- y que la libertad es una palabra vacía".