Carrión Merche
2 d ·
"LA MUJER MÁS BONITA DEL MUNDO"
La mujer más bonita del mundo lleva el pelo a mitad de la espalda.
Aunque siempre lo tenga recogido; anda descalza en casa y a veces desearía salir sin maquillaje.
Sonrie antes de mirarse al espejo para no ponerle mucha atención a sus defectos. Se acuesta siempre pasada la media noche y revisa una y otra vez conversaciones que nunca van a repetirse.
No sabe que la primavera se pone celosa cuando ella pasa, que el sol a veces siente que no brilla tanto como ella y que las estrellas fugaces desearían un poquito de la magia que tienen sus coqueteos.
Seguramente la mujer más hermosa del mundo no tiene idea que el piso es el que tiembla cuando su silueta aparece aunque sea ella quien muera de miedo, que ha erizado más pieles de las que ha tocado.
No se ha enterado de que cualquier hombre mataría por estar un rato a su lado, por besarle la boca, por adivinarle los defectos y recordarle las virtudes. Que es el pensamiento de muchos al despertar y que ha dibujado un montón de sonrisas sin darse cuenta.
Ella es ternura, inocencia, perversión y pasión en una sola.
Que ha cometido errores, y muchos, y que las lágrimas que ha derramado no se comparan con la de batallas que le quedan por ganar.
Seguramente la mujer más bonita del mundo no tiene ni la menor idea de que ahora mismo es ella la que está leyendo ésto.
⭐ Ánonimo
Mencía no sonreía”
Mencía no sonreía”, dice su madre, Isabel Lanvín. “Aunque era mi primer hijo, enseguida me di cuenta de que algo andaba mal”, reconoce. Tan solo tenía un mes de vida. Los bebés de su edad sonríen pero el gesto de su niña seguía perdido. Pronto empezó a rechazar la comida. “Era un llanto desesperado, de irritación extrema”, recuerda. Hubo que ingresarla. Tras dos meses y medio de hospitalización en el Sant Joan de Déu de Barcelona, Mencía era como “una muñequita de trapo. No respondía a ningún estímulo”. Le dieron el alta y un precipicio de dudas. “No tenemos ni idea de lo que tiene y es probable que no lleguemos a saberlo nunca”. Fueron las palabras que desesperaron a Isabel, que puntualiza: “Los niños suelen morir antes de que se sepa qué tienen”. Esta madre, fuerte como una leona, prometió a su hija: “Si tú sonríes, yo te curo”. A los 9 meses, tras un tratamiento con corticoides para paliar algunos síntomas en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore, en Estados Unidos, Mencía la...
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